Al encuentro fugaz nos acercamos cual chispa ardiente revoloteando entre las brazas encendidas por nuestra pasion.
Mis brazos ardientes como latigos de fuego te marcaban tu bien torneada espalda recorriendola en un sinfin de ocasiones.
Mi lengua cual volcan emanaba su magma cual lava candente recorriendo los zurcos de tu cuello y llegando al extasis al compenetrarse con el sentir de tus labios.
Mis manos clamaban con gritos el ser colocadas sobre esas elevaciones donde unos pechos, antes flacidos e indiferentes reaccionaban complacidos al ardor de las caricias. Mientras nuestras piernas juguetean al ritmo del corazon, nuestro aliento funde nuestra mas avida pasion.
Entre tu fuego resucito, mas no de las cenizas sino de cada gemido, de cada suspiro... con cada desliz de tus manos por mi piel. Con cada susurro de tu cuerpo desnudo disfrutandolo hasta el fin... amandolo como si fuera el ultimo de mis dias.
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